domingo, 4 de enero de 2009

Me Quedo Aqui O Regreso A R.D.

Que me devuelvan mi país
Escrito por: JUAN TAVERAS HERNANDEZ


No se puede vivir en un país donde un ciudadano, si quiere tener energía eléctrica tiene que comprar planta o inversor; si quiere seguridad debe contratar a un guardián; si quiere buena educación para sus hijos tiene que inscribirlos en un colegio o en una universidad privada; si quiere agua potable tiene que comprar botellones, si debe transportarse debe comprar su propio vehículo; no debe salir de su casa; debe colocar rejas en todas las puertas y ventanas, y si quiere trabajar en el Estado tiene que ser corrupto, miembro del partido de gobierno, traidor o tránsfuga.
He dicho –y quiero repetirlo- que con 20 años de edad menos me habría ido del país, con visa o sin visa, en avión o en yola, porque “esta vaina se jodió”.
El pesimismo me asalta y me hace preso del miedo a ver mis hijos y mis nietos en un país sin valores éticos y morales, sin fe ni esperanza. Vivimos como en un círculo vicioso, dando vueltas y más vueltas para terminar siempre en el mismo lugar, es decir, en el fango de la pobreza espiritual, en una cloaca social donde todo hiede.
Los muchachos y las muchachas no pueden salir a las calles sin correr el riesgo de ser asaltados, atracados, violados o asesinados por ladrones o por policías.
No se puede vivir en un país convertido en una lavandería del narcotráfico y el crimen como lo confirman las declaraciones del jefe de la política monetaria que habla de unos 800 millones de dólares rodando por las calles sin explicación financiera ni fiscal, es decir, dinero sucio que sirve para mantener la macroeconomía estable y la tasa del dólar en el nivel deseado. No se puede vivir en un país donde las drogas se venden en las calles con más facilidad que el arroz blanco.
No se puede vivir en un país donde aterrizan más de 300 aviones cargados de drogas todos los años, según dijo uno de los muchos asesores del Presidente de la República.
No se puede vivir en un país donde el “intercambio de disparos” ordenados por un jefe de la Policía, por un sargento o un cabo, sustituya el Código Procesal Penal, a los tribunales con todo y jueces.
No se puede vivir en un país donde, según dicen algunos estudios, la corrupción cueste más de cien mil millones de pesos todos los años. ¿Cómo se puede vivir en un país con 12 y hasta 18 horas de apagones? ¿Acaso no es este el país que tiene más plantas eléctricas y más inversores privados del mundo?
No se puede vivir en un país donde el Presidente de la República viola la Constitución y las leyes constantemente sin que reciba ninguna sanción, como en el caso del préstamo de los 130 millones de dólares y los indultos graciosos para favorecer a personas que fueron condenados por los tribunales.
En un país como este la gente decente no puede vivir. No renuncio a la nacionalidad, porque no puedo. Si pudiera, lo haría.
Leonel Fernández se ha echado este país en un bolsillo. El doctor Balaguer gobernó enfrentando a una oposición fuerte, que se expresaba todos los días por un medio o por otro, en forma pacifica y violenta. El PRD, con Peña Gómez a la cabeza, estaba tirado en las calles aplicando una línea de masas indetenible. La izquierda revolucionaria se encontraba dirigiendo los frentes de masas; los sindicatos, las federaciones de trabajadores, los estudiantes...
Pero el presidente Fernández ha navegado sobre aguas tranquilas, sin oposición, con un PRD dormido, esperando que la crisis se lleve al gobierno, cosa que no va a ocurrir. El PRD no hace oposición. Uno que otro aspirante a la Presidencia de la República produce una declaración de prensa. Y cree que ya cumplió su rol de opositor.
La izquierda prácticamente desapareció, al igual que los sindicatos y demás frentes de masas. Unos fueron corrompidos, y los otros desaparecieron, lo que le permite al presidente Fernández seguir haciendo lo que quiera con el dinero del Presupuesto, con la Constitución y las leyes. Y al que se oponga, le inventamos un intercambio de disparos, le preparamos un viaje en yola para que desaparezca, o, le montamos un expediente de narcotráfico.
En un país así, sin garantías jurídicas, sin respeto por la vida, insisto, perdimos la fe y la esperanza.
Este país, definitivamente, se jodió.
¡Nada qué hacer!

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